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Snackfit, la PyME de Morón que reinventó la forma de consumir frutas y verduras

  • cidem7
  • 22 sept
  • 3 Min. de lectura

Nació durante la pandemia, entre el trabajo remoto y la reorganización de la vida familiar. Hoy, la empresa produce alimentos deshidratados sin conservantes ni azúcares y está en plena expansión.


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En los días inciertos del aislamiento por Covid-19, Gabriela Hermosid, socia y gerente de ventas de Snackfit, buscaba nuevas formas de mejorar la alimentación de su familia. Fue entonces cuando se topó con la deshidratación lenta a baja temperatura, un proceso que preserva las propiedades de los alimentos sin necesidad de agregados químicos. “Se me abrió todo un mundo de oportunidades para utilizar productos naturales sin modificar, ofreciendo otra forma de incorporar frutas y verduras a la dieta y descubriendo nuevas texturas, colores y sabores”, recuerda.


Así nació un emprendimiento que pronto trascendió la cocina hogareña para transformarse en un proyecto productivo que actualmente emplea a seis trabajadoras y tiene una identidad propia. El diferencial de Snackfit está en el método de elaboración de estos alimentos mediante la deshidratación por frío, manteniendo sus nutrientes sin azúcares ni conservantes, pero también en las diferentes presentaciones en las que los ofrece: rodajas, láminas, trocitos y polvos. Apio, zanahoria, kale, remolacha, pepino, pomelo, manzana, limón y naranja son solo algunas de las verduras y frutas con las que trabaja. Incluso, con las rodajas de naranja y pomelo, desarrollaron Chokoreto, un nuevo concepto de golosina que viene con un baño de chocolate semiamargo.


Gabriela Hermosid, creadora de Snackfit, presentando uno de sus productos de exportación, Chokoreto.
Gabriela Hermosid, creadora de Snackfit, presentando uno de sus productos de exportación, Chokoreto.

El proceso de producción comienza en el Mercado Central, donde se selecciona la materia prima que luego llega a la planta. Allí se conserva en cámaras de frío, se lava, se corta y se inicia la deshidratación, hasta llegar al envasado final, ya sea por kilo o en bolsas dosificadas más pequeñas. Y todo se hace bajo estrictas normas de calidad e higiene alimentaria, cumpliendo con el Código Alimentario Argentino y contando con el Registro Nacional de Establecimientos (RNE) y el Registro Nacional de Productos Alimenticios (RNPA).


La innovación no es solo nutricional, sino que se apoya en la responsabilidad ambiental. “Optimizamos recursos y reducimos desperdicios. Aprovechamos las cáscaras y, al deshidratar, damos más vida útil a los alimentos”, subraya Gabriela.


La cartera de clientes de Snackfit es diversa: fábricas de pastas, galletitas y especias; dietéticas; vinotecas; blendistas de té y yerba; y consumidores finales. Además lograron exportaciones a Uruguay y Paraguay. “Es un orgullo que nuestro trabajo cruce fronteras, aunque el desafío ahora es consolidar esa experiencia y llegar a más mercados”, comenta la creadora de esta PyME.


El método que Snackfit aplica en su planta de producción es la deshidratación lenta a baja temperatura.
El método que Snackfit aplica en su planta de producción es la deshidratación lenta a baja temperatura.

El presente de la empresa está marcado por un paso clave: la construcción de una nueva planta de 700 metros cuadrados, que permitirá ampliar la capacidad de producción y distribución. “Nuestro sueño es llegar a todo el país y crecer en exportaciones. Empezamos desde casa, en un momento difícil, y hoy estamos apostando a un proyecto que combina salud, innovación y desarrollo sustentable”, concluye.


Snackfit demuestra cómo, desde un municipio del conurbano bonaerense, una idea nacida en tiempos de crisis puede transformarse en un emprendimiento con proyección nacional e internacional. Una iniciativa que combina creatividad, rigor alimentario y compromiso ambiental, planteando a cada bocado una manera distinta —y saludable— de mirar lo que comemos.

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