El Laboratorio de Innovación colabora en la reconstrucción de instrumentos ancestrales de Argentina
- cidem7
- 26 feb 2024
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Actualizado: 1 mar 2024
A partir de sus impresoras de resina, se reprodujeron un aerófono de la cultura Aguada y una antara lítica de Los Amarillos. El proyecto, impulsado por la docente investigadora y solista de la Orquesta de UNTREF, María Emilia Sosa Cacace, implica un paso fundamental en el estudio de estas piezas precolombinas.

En su puesta en marcha, el Laboratorio de Innovación de la UNTREF logró algo que para muchos era impensado: contribuir al rescate y el conocimiento de la música ancestral de nuestro país.
La idea partió de la docente investigadora y solista de la Orquesta de Instrumentos Autóctonos y Nuevas Tecnologías, María Emilia Sosa Cacace, que se acercó a la sede Los Aromos con un pedido singular para su tesis de Maestría en Creación Musical, Nuevas Tecnologías y Artes Tradicionales. Su inquietud era saber si con las impresoras 3D que hay en el nuevo espacio de la universidad se podían replicar una flauta poliglobular de la cultura Aguada, que se desarrolló en la región fronteriza entre las provincias de Catamarca y La Rioja, y una antara lítica de Los Amarillos, sitio arqueológico ubicado en la provincia de Jujuy.
Como detalla Emilia, junto a Eduardo Sacerdoti y Nazarena Ferrari del laboratorio, prototiparon ambas piezas con el foco puesto en su diseño interno y sus sistemas acústicos.
Por supuesto, hubo todo un trabajo de relevamiento previo por parte de la solista de la Orquesta que contó con el apoyo de la Secretaría de Investigación y Desarrollo de la universidad y del Fondo Nacional de Las Artes, así como también de expertos de la División de Arqueología del Museo de La Plata, el Museo Arqueológico y Antropológico Dr. Eduardo Casanova de Tilcara y el Centro de Etnomusicología y Creación en Artes Tradicionales y de Vanguardia (IDECREA-UNTREF).
Emilia explica con entusiasmo el método de reconstrucción de estos instrumentos y comparte con el CIDEM que lo primero es la observación directa. “Se parte de un acercamiento personal con el instrumento, uno puede manipular el material y observarlo desde todas sus direcciones. También se lo puede interpretar, para nosotros es clave el momento de la exploración tímbrica. Como músicos, podemos reconocer muchas técnicas de interpretación que tengan relación con esos instrumentos y sus figuras. Nos ha sucedido con flautas de muelle mayas o vasijas silbadoras peruanas que tienen la caracterización, la escultura de un lobo y suenan como ese animal, o la representación de un pájaro o de un ser mítico. Es interesante porque el sonido va emulando o evocando los espíritus de esos seres”, ejemplifica.
En un segundo momento, continúa la música, se toman diferentes mediciones, no solo en cuanto al tamaño del instrumento sino también en el plano acústico. “Se hacen grabaciones de alta calidad para luego realizar los estudios de los espectros y frecuencias de los instrumentos y ver cómo está conformada su tímbrica desde el punto de vista científico”, apunta. Es en esta fase donde recurren a técnicas como la fotogrametría, el escaneo 3D y los sistemas de medición y detección de objetos mediante láser (LiDAR, por sus siglas en inglés).

Fue con esos archivos 3D que Emilia empezó a trabajar con el personal del laboratorio, logrando avances significativos. “Ya había réplicas de ocarinas o quenas impresas, pero lo que hicimos nosotros fue distinto. Es la primera vez que se imprime algo con este nivel de sofisticación en instrumentos de América. Trabajamos comparando los resultados acústicos de los originales con los que nos daban las piezas que estábamos haciendo, y sacamos prototipos muy fieles. El acompañamiento de Eduardo y Nazarena fue maravilloso, se comprometieron mucho y tuvieron una gran apertura”, describe.
Asimismo, Emilia destaca que el éxito alcanzado se debe en gran parte a las posibilidades que ofrecen los equipos del laboratorio. “Imprimimos las piezas en resina, no en plástico, y con eso tuvimos un mejor resultado en términos morfológicos, los detalles quedaron en muy buena calidad. La resina es un material mucho más noble para este tipo de instrumentos, tiene una contextura más parecida a la madera o la arcilla. Tener las herramientas tecnológicas para poder replicar lo interno me parece un gran paso porque nos ayuda a tener más precisión a la hora de encarar las reproducciones en el material original”, asegura, agregando que uno de los motivos principales en la reconstrucción de estas piezas es que se puedan usar en un nuevo contexto.

“No se trata solo de la reproducción de los objetos precolombinos, sino que éstos vuelvan a ser parte de la trama de la creación en la actualidad. La intención es que este silbato y esta antara que se van restaurar a partir de una investigación académica luego se integren a una obra contemporánea”, señala.
Por otro lado, comenta que lo que la impulsó a estudiar estas piezas es que prácticamente no existen trabajos sobre ellas. “Se ha realizado mucha investigación en instrumentos andinos y de Mesoamérica, porque son los más abundantes y representativos, quizás los que la gente conoce más, como pueden ser una quena o un sikus. Mi objetivo es sumar otro capítulo y echar luz sobre los instrumentos precolombinos de Argentina, de los que se conoce muy poco”, afirma.
Lo que no deja de llamar la atención es el fuerte contraste entre estos instrumentos antiquísimos provenientes de nuestras culturas originarias y las tecnologías 4.0, aunque para Emilia no hay conflicto alguno. “Los nombres de la Orquesta y de la Maestría hablan por sí mismos, se refieren a las nuevas tecnologías de los siglos XX y XXI y también a las nuevas metodologías que podemos inventar nosotros para enfrentar los quehaceres de la composición, la música y la investigación. Como siempre dice nuestro maestro Alejandro Iglesias Rossi: debemos sacralizar las tecnologías".
Según ella, esta mirada es parte de las mismas tradiciones espirituales de América, que tomaban formas de hacer, herramientas o materiales llegados de los barcos pero adaptándolos. Un ejemplo es la resignificación de cierto tipo de técnica de construcción de violines o de instrumentos de cuerda pulsada europeos, como ocurre con los n`vikes en Argentina, instrumentos de cuerda frotada de la cultura toba que tienen una caja resonadora confeccionada en hojalata o con el caparazón de un armadillo. "Seguramente las impresoras 3D no se inventaron en nuestro país, aunque lo destacable es poder convertirlas en una herramienta sagrada de construcción de estos artefactos que sirvan para la comunicación con el espíritu, con la trascendencia o con la propia intimidad de la persona. Esta idea me parece muy acertada y creo que no hay que estar nunca fuera de ese camino, que es un camino de conocimiento”, concluye.

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