Industrias Maya apuesta a la energía solar
- cidem7
- 30 ago 2024
- 4 Min. de lectura
La firma de artículos promocionales y regalos empresarios incorporó a su planta de producción 230 paneles fotovoltaicos que aportarán al menos el 45 % de los kilovatios que consume mensualmente. Se trata de un paso decisivo en su camino hacia el triple impacto.

Contra cualquier pronóstico, Industrias Maya lo hizo. A las acciones sustentables que ya venía promoviendo en su fábrica ubicada en el Partido de San Martín, ahora sumó tecnologías para producir electricidad de origen renovable en altas proporciones, en un escenario muy dificultoso para las PyMES en general. En diálogo con el CIDEM, la consultora que acompañó de cerca este proceso, Luciana Zuzino, informa que la empresa dio un paso clave en sus políticas verdes al incorporar a su planta 230 paneles fotovoltaicos. Como detalla, las placas se instalaron en el techo, sobre una superficie total de 2.000 metros, y proporcionarán al menos el 45 % de los kilovatios que consume mensualmente. A diferencia de otros casos en donde la energía renovable suele ser complementaria, en Maya su cuota asciende casi a la mitad y estará destinada no solo a iluminación y equipos informáticos sino a procesos productivos.
La empresa venía transitando una senda amigable con el medio ambiente con prácticas como la clasificación de residuos, actividades de compostaje, el tratamiento de algunos excedentes de producción y la limpieza de los sectores de trabajo. Como parte de este sistema, también concretó el pasaje de todas las luminarias a la tecnología LED.
“Siempre hubo una intención de reducir el impacto en cuanto al consumo energético y ser más solidarios con la red eléctrica. Cuando vimos que ese cambio en las lámparas ayudó, empezamos a investigar qué otras fuentes alternativas de energía había. Inicialmente nos asesoramos con algunos especialistas de la Municipalidad de San Martín, y a partir de ahí empezamos a pensar en la posibilidad de los paneles solares”, recapitula la consultora.
Para Zuzino, esta reconversión energética que hizo la empresa es más que oportuna. “Independientemente de enarbolar todos estos conceptos como una bandera, hay una realidad: para las PyMES es muy difícil hacer frente a las tarifas actuales, y en ese sentido, la obra que acabamos de terminar va a ser de mucha ayuda”.

Yendo a los pormenores, Luciana comenta que trabajaron con la empresa Sigo Solar, que proveyó e instaló los paneles en tan solo seis semanas. La entrevistada remarca que estuvieron hasta en el mínimo detalle. El techo donde se instalaron tiene chapas convencionales y chapas translúcidas para que parte de la luz natural pueda ingresar a la planta, generando así un mayor ahorro energético. Por eso, los técnicos de Sigo colocaron los paneles únicamente en las chapas opacas, dejando las otras libres. “No era solo una instalación edilicia, hicieron todo un trabajo electrónico, de programación. Pusieron en altura las guardas y amuraron los paneles, pero también se ocuparon del montaje y las conexiones del sistema central que está adentro de la fábrica, donde se puede ver en tiempo real cómo funciona cada celda, qué rendimiento está teniendo”, se explaya.
La consultora cuenta que detrás de esto hay una objetivo más general. “Trabajamos en todas estas iniciativas para encaminarnos a ser una empresa de triple impacto. El triple impacto no solo lo medimos con acciones positivas hacia el medio ambiente o la comunidad, sino también con el impacto económico”.

De acuerdo con ella, la PyME apunta a establecer una marca que además de comercial sea empleadora. “Lógicamente también intentamos ser una empresa atractiva para el mercado laboral. Las generaciones que nos interesa captar como capital humano, están bastante atravesadas por estas preocupaciones”, ahonda.
Por otro lado, señala que hay muchas empresas que prefieren colaborar con otras que impulsan este tipo de valores y prácticas porque buscan mejorar el perfilamiento de sus proveedores.
Finalmente, subraya que nada de esto sería posible sin actividades de sensibilización, si no hubiese una convicción de quienes integran la empresa, y que el ser una firma chica no es ningún impedimento para abrazar esta clase de innovaciones.
“La mirada sobre estos temas se suele posar más en las empresas grandes. No se cree mucho que las pequeñas empresas como Maya, que tiene actualmente 45 empleados, puedan lograr esto. Sin embargo, las pequeñas empresas, sobre todo en estos contextos tan adversos, a veces logran muchísimo con la sinergia de su gente”, enfatiza.
Aclara que si bien esto parte de la dirección, toda su gente está convencida que estas prácticas son buenas para elaborar el producto, para la comunidad y además se las llevan a sus casas. “Los residuos orgánicos nosotros los compostamos y obtenemos una tierra súper fértil. Cuando sale una cosecha, se pueden llevar un poco de esa tierra y la utilizan en sus jardines, en sus macetas. Es emocionante ver cómo algo que se descartó se transforma, con el esfuerzo de todos, en algo productivo. Así que no es solamente posicionarse o buscar la mejor práctica del mercado, sino creerlo realmente, y que haya una buena comunicación para que eso esté vivo”, concluye.
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