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Tokio Iluminación, la primera empresa surgida del Tanque de Ideas

  • cidem7
  • 26 feb 2024
  • 4 Min. de lectura

Conformada por el emprendedor Ignacio Campal y el empresario Pablo Gómez, la firma apuesta a la fabricación de artefactos lumínicos de madera con diseños únicos. Se destacan por sus procesos innovadores que aprovechan lo mejor de las tecnologías 4.0 con un criterio sustentable.



El Tanque de Ideas, espacio impulsado conjuntamente por UNTREF Incuba y la Red de Empresarios para el Desarrollo (RED) para vincular a emprendedores con directivos PyMES, generó su primera empresa. Se trata de Tokio Iluminación, que busca posicionarse a la vanguardia en la fabricación de artefactos lumínicos de madera en Argentina.


En la primera edición del Tanque de Ideas, Ignacio Campal participó con un emprendimiento que poco tendría que ver con lo que más tarde desarrollaría en Tokio, aunque fue en ese ámbito donde se conoció con el empresario Pablo Gómez y se originó la empresa. Campal remarca que sin el Tanque nunca se hubiesen encontrado y que la empresa no existiría, pero sobre todo se detiene en el impacto real que tienen este tipo de iniciativas promovidas desde la universidad. “Estamos hablando de una empresa que en muy poco tiempo está generando dos puestos de trabajo”, explica.


Según confiesa Gómez, él ya tenía la idea de incursionar en la producción de artefactos de iluminación porque contaba con el lugar para fabricarlos y los canales de distribución, pero le faltaba a la persona indicada para conducir el proyecto.


Por su parte, Ignacio cuenta que la buena conexión con Pablo se dio naturalmente. Después de haber renunciado a la fábrica en donde se desempeñó durante 11 años, se juntó a conversar con el empresario para analizar en qué se iban a diferenciar de la competencia y qué tipo de procesos y materiales iban a utilizar. “Un día le propongo a Pablo largarnos a producir.  Empezamos a hacer cosas sin saber adónde íbamos, muy distintas una de la otra, pero esa búsqueda nos llevó a darnos cuenta que podíamos hacer los moldes, curvar madera y muy rápidamente encontramos una identidad en este tipo de producto que se convirtió en nuestro negocio”.


Ignacio, que de formación es diseñador industrial, sostiene que el nombre que le pusieron a su microempresa es una síntesis perfecta de lo que hacen. “Tokio es una ciudad de avanzada en materia de diseño y la filosofía japonesa tiene todo un lado muy atractivo en cuanto a la simpleza y la eficiencia. Nosotros también apuntamos a eso: a ofrecer productos de calidad, con mucho trabajo de diseño y a precios accesibles”, aclara.




Procesos innovadores y amigables con el medio ambiente


Otro de los puntos fuertes de la empresa son los procesos productivos que implementa, donde juegan un papel muy importante las tecnologías 4.0 y una mirada ecológica que afianzan el concepto de marca.


La estrella, en su taller ubicado en Caseros, es una cortadora laser de CO2 caracterizada por su alta definición, su versatilidad y su sistema de control numérico. “Uno diseña en la computadora y el programa después se lo pasa a la máquina, que trabaja automáticamente con una precisión de décimas de milímetros y sin desprender viruta. En una carpintería hay varias máquinas trabajando que generan ruido y suciedad. En nuestro caso, nos dimos cuenta que el universo de cosas que se pueden hacer con esta cortadora sola es casi infinito. Podemos diseñar nuestros propios moldes para curvar la madera, un proceso que no es fácil de resolver”, ilustra Campal, añadiendo que también están siendo asistidos por la UNTREF en cuanto al patentamiento de esta técnica.



Como le muestran Pablo e Ignacio al CIDEM, sobre la cortadora se coloca la misma plancha más de una vez y el láser hace varios seccionamientos, obteniendo formas de distinto tamaño y aprovechando la materia prima lo mejor posible. Es que ahí reside otro de los ejes que atraviesa a Tokio: su compromiso con el medio ambiente.


“Empezamos a ver que con lo que fabricábamos quedaba mucho scrap y enseguida nos planteamos reutilizar esos recortes. No nos da lo mismo generar desperdicio o hacer un producto con materiales que pueden ser más contaminantes. Venimos de esa cultura”, enfatiza Gómez.


Los dos coinciden en que la conformación de la empresa se dio en un tiempo récord, y sopesan diferentes factores: por un lado el acompañamiento de la UNTREF, por el otro las estructuras de producción y venta que ya tenían montadas previamente con las firmas Almar y Miler, de las cuales Gómez es socio gerente.


“En el proceso de armado de la empresa considerábamos un período de inversión para salir a la cancha recién en un año, y al final a los cuatro meses estábamos en el punto de equilibrio y a los cinco ya habíamos llegado a los niveles de facturación que pretendíamos”, asegura Pablo.


Para ellos, la clave es anticiparse a los movimientos del mercado. “Tenemos más de 70 artículos en la lista de precios desde que nos empezamos a juntar hasta ahora, así que son aproximadamente 10 artículos nuevos por mes. Creo que eso es justamente lo que nos distingue: el empeño puesto en la innovación, el diseño y el desarrollo de producto”, cierra Ignacio.



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